Ferran – 81/7º

Ante todo, un saludo todos los compañeros que pasamos por el cuartel que en mi época era el del II batallón del Regimiento de Infantería Tenerife 49.

Un saludo especial para Carlos por permitirme poner mis batallitas en su blog. También quiero dar las gracias a Juan José y a Jesús, ya que sin su estimable ayuda yo no hubise llegado a poder editar esta página.

Viaje al CIR.

Recibí la Papeleta de Citación Incorporación a Filas en la que me convocaban para el día 4 de octubre de 1982. Allí nos dieron el petate y no sé si para ese mismo día o para alguno de los siguientes nos citaban, un poco antes de que salise el tren, para recoger la comida para el viaje. Allí nos presentamos para recoger dos latas y alguna cosa más mi amigo Félix y yo. Conocí también a Luis Alberto, que era a su vez amigo de Félix y con el que más tarde me tocaría compartir compañía en el CIR. Debo hacer notar que además de nosotros tres sólo se presento a recoger la comida un soldado más (dinero que se ahorraba el ejercito).

Nos vamos para la estación de Francia y nos subimos al tren depués de despedirnos de la familia. El tren nos llevaba a Zaragoza para desde allí coger un avión para Tenerife. Casi todos éramos reclutas en aquel tren.
A la altura de Tarragona, la mayoría de los reclutas iban medio borrachos (menos nosotros tres, claro) y el temor de que pasase algo raro cuando llegásemos a Zaragoza me rondó por la cabeza, pero no pasó nada especial. Los más alegres eran unos de Baleares, que ya deberían llevar el doble de mili que nosotros. Nosotros aún no llevábamos un día y ellos, al venir de Mallorca, ya era su segundo día de viaje.

Al llegar a Zaragoza nos metieron en camiones y hacia la unidad de transeuntes. Los botes de costumbre, gritos de a la puta carrera, formar y se nos presenta un teniente, el que a partir de entonces sería conocido como «teniente patada en los huevos» porque tenía la costumbre de acabar sus frases con un «patada en los huevos». Mientras nos leía todas las infracciones que conllevaban la pena de muerte, Luis Alberto iba repitiendo por lo bajo «y patada en el huevos». El teniente patada en los huevos debería oir algo a pesar de lo alejado que estaba porque miró hacia la zona donde estabamos nosotros y dijo «silencio u os pego una patada en los huevos». Fue difícil contener la risa, pero por el bien de nuestros huevos conseguimos hacerlo.

Nos hicieron entrar en la compañía y mientras nos daban la manta, el teniente patada en los huevos nos iba pidiendo tabaco. Yo le dije que no fumaba. La noche resulto bastante tranquila aunque a media noche se rompieron los cristales de una de las ventanas y se dejo notar el airecillo que pasaba. No sé si la rompería algún veterano para putearnos o algún recluta en un intento de deserción.

Nos levantaron muy pronto, antes de diana, fuimos a desayunar y nos llevaron al aeropuerto. Allí iban embarcando, pero por lo visto no había avión (Hércules) para todos así que a unos cuantos nos devolvieron al cuartel. Como era la hora de ir a desayunar el teniente «patada en los huevos» nos formó para ello. Alguien le dijo que ya habíamos desayunado pero respondió aquello de «a desayunar u os pego una patada en los huevos». Así que aquel día desayunamos dos veces.

Unas horas más tarde nos metieron por fin en el Hércules. Era curioso el lavabo que tenía allí a la vista de todo el mundo (de aguas menores por supueto) y los ventanucos pequeños. Tenías que subirte a los asientos para poder mirar por ellos.

Llegamos al aeropuerto del sur de Tenerife. Nos hicieron formar a todos con nuestro petate (iba a decir con nuestro equipaje) y nos pasaron los perros. Algunos reclutas tuvieron la mala suerte que el perro se parase en ellos y los sacarón de la formación. No creo que aquéllos empezasen bien la mili.

Nos subieron en un camión y con nosotros se montó un legionario. Era un hombre pequeñito y en todo momento intentó hacerse el simpático con nosotros. Recuerdo que hablaba de mi capitán, mi… y que ese mi nos resultaba extraño por aquel entonces. También nos contó que no le tenía miedo a las balas sino a la velocidad que tenían aunque creo que debería referirse a la cantidad de movimiento. Luego vimos que había más legionarios, paracaidistas, coes y creo que nadie mas por el CIR haciendo la captación.

Un día en el CIR.

Esto es lo que hacíamos en un día normal en el CIR.

7.00: Diana. Aseo personal (en las letrinas que estaban fuera de la compañía). Hacer la cama.
7.30: Formamos para ir al desayuno.
8.15: Formamos con el CETME para ir a hacer instrucción al campo jura.
9.30: Teórica por secciones sobre ataque, defensa personal…
10.30: Almuerzo. Bocadillo de pan con mortadela y cerveza (25 pta.).
11.00: Teórica. Explicaciones del alférez, los tenientes o el capitán o pase de diapositivas.
12.00: Gimnasia. Normalmente con el alférez.
13.00: Ducha.
13.30: Formamos para ir a comer.
14.15: Cuando acabamos de comer tenemos libre y reparten el correo en la compañia.
15.00: Teórica por secciones.
17.00: Libre.
21.00: Formamos para ir a cenar.
21.30: Retreta.
22.00: Libre.
22.30: Apagan las luces. Duermes o miras la tele.
23.00: Silencio.

Los sábados teníamos libre a partir de las 12.30 y los domingos a partir de las 10.30. Los días laborables podíamos salir a la calle a partir de las 5 y los otros, a las horas mencionadas.

Y hablando de letrinas, un sábado, después de hacer la limpieza de la compañía nos fuimos, el granada y yo, a las letrinas porque en la compañía no dejaban entrar en los lavabos. Allí había un recluta como nosotros vigilando que nadie entrase. Cuando le pedimos que nos dejase entrar nos respondió que tenía ordenes de no dejar pasar a nadie. Tú tendrás órdenes pero yo me estoy cagando, le respondió el granada que iba algo más apurado que yo. No hubo manera el recluta cumplió sus órdenes y el granada y yo sin cagar. Menos mal que el vigilante de las letrinas de otra compañía (estaban todas las letrinas juntas) nos dejó pasar sin ningún problema.

Poris de Abona, Tenerife, junio 1983.

Improvisando mesa para el papeo. Con el reloj que perdí pasando la pista americana.

No recuerdo mucho de aquellas maniobras. Solo me viene a la memoria una tarde que veníamos de patear y un campesino se acerca al capitán. Yo pensé que aquello significaba ya bronca a la tropa porque el campesino se iba a quejar del algo que habíamos hecho. Pero no. Le dijo que podíamos coger todos los tomates que quisieramos de un campo bastante grande de tomates maduros. El capitán Osorio nos dio permiso y con el hambre y la sed que tenía yo, más de un kilo de tomates me zampé, sin lavar ni nada, que no teníamos agua.

Por cierto, todavía tengo el reloj que me compré en la Palma para sustituir éste y sigo usando uno muy parecido (el Rolex no suelo usarlo mucho).

Música maestro

Himno de la Infantería

Diana

Diana floreada

Batallón

Infantes (Ya viene el buitre)

Fajina

Generala

Llamada

Retreta

Silencio

Firmes

Oración

Quinto peluso

Licencia al abuelo Señor

Si un capitán te pide amor

España Cañí

In the Army now

Esta foto debería ser la del carnet militar.

Si no recuerdo mal, esta foto es en las Palmas con un compañero que me encontré y mientras esperábamos el avíon para Barcelona. (La verdad es que no estoy muy seguro.)

Ferran Monsó Ferré, Miguel Seco,
Instrucción en el curso de cabos primeros.